viernes, noviembre 25, 2005

Maldecir


Maldecir

Me cuentan que estos días en Valencia se vive una incómoda polémica por la construcción de una residencia para personas con parálisis cerebral en un solar ajardinado de la ciudad. El Levante-EMV trae hoy a sus páginas las últimas novedades de la historia. Se trata de un terreno que, el Ayuntamiento cedió en 2004 a la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral (Avapace) y que, en los últimos 10 años, se había convertido en un parque. Ahora, algunos vecinos de la zona se han juntado en una asociación y plantan cara a las inminentes obras.

Avapace llevaba pidiendo este espacio más de 10 años. Ahora tienen que empezar las obras o perderán las ayudas europeas, que se juntan a las que tienen previstas la Conselleria de Bienestar Social y el Ayuntamiento. Pero no sólo urge por el plazo económico. Dice la presidenta de Avapace que los padres de la Asociación y sus hijos van haciéndose mayores y necesitan, ahora más que nunca, un lugar donde poder ser atendidos. Y ahora, por fin, ese sueño se va a cumplir.

Según parece, la polémica se ha avivado con la publicación de varias cartas en los principales diarios de Valencia. En Entrelíneas hemos querido sentar en una misma mesa a los protagonistas de esta historia. Esta es una conversación imaginaria que hemos hecho a partir de las cartas y las entrevistas que han llenado las páginas de la prensa valenciana de los últimos días.

Ana María Fombuena, nos cuenta cómo lo vive todo en El País: “Tengo 26 años, padezco parálisis cerebral infantil. Tengo una minusvalía del 96%, pero aunque mi grado de minusvalía sea alto, mi cabeza funciona bien. (...) Los vecinos no nos quieren, es la primera vez que me siento rechazada. "Qué decepción". Los vecinos de la plaza de José María Orense prefieren tener un parque antes que nosotros tengamos una residencia, y para intentar evitar que construyan la residencia hacen manifestaciones, caceroladas a altas horas, ponen pancartas. Yo me pregunto, si se hiciera el parque (que no se hará) ¿Qué le diréis a vuestros familiares y amigos cuando lo vean?, "lo hemos conseguido con nuestras manifestaciones y protestas, y hemos dejado sin vivienda a un grupo de discapacitados". Yo, gracias a Dios, de momento no la necesito, mis padres todavía se pueden hacer cargo de mí, pero tengo compañeros que están verdaderamente al límite”.

Le contesta Juan Castillo, vecino de la Plaza de José María Orense, que escribe también en El País: “(...) los vecinos no estamos en contra de que las administraciones públicas construyan en nuestro barrio cualquier recurso que mejore las prestaciones asistenciales de aquellas personas afectadas por parálisis cerebral o con cualquier otro tipo de minusvalía. No. En absoluto. Al contrario. Les damos la más cordial bienvenida a nuestro barrio y estamos orgullosos de tenerles entre nosotros. De hecho, ya existe una residencia para personas mayores en nuestra zona. Pero ello, no significa que por este motivo, nuestros hijos, nuestros mayores, y nuestras familias tengan que renunciar a un parque y jardín, el auténtico "pulmón" del entorno. ¿Tan complicado les resulta conciliar los intereses de los miembros de Avapace con los de todos nosotros, gravemente afectados por la amenaza de esta agresión urbanística?”

María Dolores Ibarra, presidenta de Avapace, interviene desde las páginas de Las Provincias: “Queremos que la gente entienda que no estamos hablando de una zona de Valencia necesitada precisamente de jardines, están rodeados de ellos. De esos 5.000 metros cuadrados la residencia ocuparía 3.000, tal y como hemos adaptado el proyecto al espacio. Un edificio de tan sólo una planta e integrado en el entorno".

Borja Gallego, en la edición valenciana del diario 20 Minutos se calienta y DICE: “(...) la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral (Avapace) va por toda Valencia (hospital La Fe, Mislata...) recogiendo firmas a favor de su causa bajo el lema Insolidarios vecinos se oponen a la construcción de un centro para niños con parálisis cerebral en un solar. Lo que no dicen es que no es un solar, sino un parque consolidado desde hace 12 años. Nos amenazan con acudir a él con sus niños. ¿Cómo se puede ser tan cínico, hipócrita e inmoral? ¿Qué intereses les mueven realmente? ¿Quiénes son los insolidarios? Si realmente ostentan la razón, ¿a qué vienen esas amenazas? ¿Y las falacias? El fin nunca justifica los medios”.

Ana María tiene algo que decir sobre el “jardín consolidado desde hace 12 años”: “(...) Avapace lleva años intentado que el Ayuntamiento de Valencia nos cediera unos terrenos para hacer una residencia. En un pleno, en 2004, el Ayuntamiento de Valencia cede los terrenos de la plaza de José María Orense, que en el año 1988 habían sido declarados como Sistema Local de Servicios Públicos (...)”.

Pero los ánimos de los vecinos están caldeados. Y llegan las malas formas y la agresividad. Francisco José Fuentes le escribe así al concejal de urbanismo en el diario Levante-EMV: “Señor Bellver, ustedes no tienen ni idea de la barbarie urbanística que pretenden realizar, (...) un pequeño pulmón que ustedes nos quieren estirpar, mantenido por el Ayuntamiento de Valencia durante todo este periodo. (...) En vez de buscar soluciones, que las hay, nos trata de insolidarios y nos pone en contra a la asociación Avapace, que se crece al sentirse protegida y como consecuencia se cierra en banda a negociaciones, utilizando la imagen de los niños discapacitados para salirse con la suya. Se han equivocado, reconózcalo, hay un parque que da vida a sus vecinos y que vamos a luchar hasta el final. Y no se equivoque, el final no sería el comienzo de las obras, porque las protestas, acciones legales, caceroladas, pintadas y todo tipo de repulsas continuarán hasta que ayuntamiento y Avapace maldigan el día que nos quitaron nuestro trocito de vida”.

Ibarra no pierde la calma y le contesta: “Es muy duro comprobar la incomprensión de la gente. Para nuestros hijos simboliza ser rechazados socialmente, muchos se dan cuenta y sufren. Sólo queremos que puedan estar integrados, es muy delicado. No queremos guerras (...) Sabemos que cuando los vecinos comprueben la calidad de personas que son nuestros hijos se darán cuenta de su equivocación. Ellos se hacen querer”.

Miguel Ángel Salort, que tiene una hija de 28 años con parálisis cerebral y es miembro de Avapace, no entiende la actitud de los vecinos y les escribe en el Levante-EMV: “Es obvio que ninguno de estos vecinos tienen familiares con parálisis cerebral, y es por ello que no conocen la angustia y desesperación que padecemos, con la necesidad de defender el futuro de aquellos que nos importan y forman parte de nuestra vida. La residencia, señores, no es un capricho que Avapace tiene el gusto de ofrecer, sino una necesidad, ya que en toda la provincia de Valencia no hay ninguna residencia especializada en atender a personas con parálisis cerebral".

Y así podríamos seguir horas y horas... Con un problema de difícil solución. Pero vistos los argumentos de unos y de otros... esto huele un poco a “a mí que no me toquen lo mío”. Cuando “lo mío” no es tuyo, sino de todos, en este caso representados en el Ayuntamiento. ¿De verdad es tan importante, tan necesario, ese parque? ¿Es más importante, más necesario, que la residencia de Avapace? Parafraseando al vecino de antes... ¿Realmente hay que hacer protestas, acciones legales, caceroladas, pintadas y todo tipo de repulsas hasta que el Ayuntamiento y Avapace maldigan el día que les quitaron su trocito de vida? Me parece que hay quien está respondiendo como si esa plaza fuera un parque natural o como si lo que se va a construir ahí fuera una central nuclear, una cárcel de la CIA o una gran fosa séptica.

Señor Fuentes, lo que usted rechazará con sus pintadas es el derecho de 70 personas con parálisis cerebral a disfrutar de un sitio (sí, al lado de su casa) donde ser atendidos con comodidad. Sus caceroladas serán la resistencia a que sus hijos, algún día, conozcan, jueguen o hablen, con alguna de esas 70 personas. Sus acciones legales se convertirán en un montón de papeles flotando en el océano del olvido. Porque usted empleará el tiempo en comprar sprays, preparar protestas y redactar sus reclamaciones, mientras 70 familias viven mejor y comparten su felicidad con sus propios vecinos. Y lo que el Ayuntamiento, Avapace y yo maldiremos es haber leído algo como lo que usted escribió ayer en el Levante-EMV. Ojalá construyeran ese centro delante de mi casa.

Para el que quiera saber más, colaborar o mostrar su apoyo: www.avapace.org


* La foto que encabeza este texto es el 2º premio del I Concurso de fotografía digital “Las Personas con Discapacidad en la Vida Cotidiana”, organizado en 2003 por el Instituto Universitario de Integración en la Comunidad, de la Universidad de Salamanca (más info).

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