La cruz de Luigi Tosti
La cruz de Luigi Tosti
Aunque no nos hayamos enterado a través de los medios de comunicación españoles, este mes se cumple un año desde que el juez Luigi Tosti, de 57 años, decidió no impartir justicia si en la pared del tribunal donde trabajaba, en Camerino (en el centro de Italia), seguía colgado un crucifijo. En los siguientes meses, el juez acudió a su puesto de trabajo y al ver que la imagen religiosa continuaba presidiendo la sala, se abstenía de ejercer como juez. Tosti argumentó en una entrevista a Il Legno Storto: "la mía es una reacción legítima contra los instrumentos de discriminación religiosa y, en todo caso, me he abstenido por la misma libertad de conciencia reconocida de la casación al Profesor Montagnana, de soportar la imposición y la prevaricación ideológica de un símbolo partisano que viola el principio supremo de laicidad del Estado, afirmado en la Carta Constitucional a la que he prestado juramento".
La resistencia del juez no obtuvo la comprensión ni de la Iglesia ni del Estado italiano. Según la International Humanist and Ethical Union, el 15 de agosto, unos tres meses después de que Tosti empezara a "abstenerse", el Papa Benedicto XVI decía en su homilía: “Es importante que Dios sea visible en las casas públicas y privadas, que Dios esté presente en la vida pública, con la presencia de cruces en los establecimientos públicos”. El 18 de noviembre, Berlusconi, entonces Primer Ministro de Italia, se reúne con Benedicto XVI para hablar de las relaciones Iglesia-Estado. A la salida, reafirman “la voluntad de colaboración de las dos partes en el marco del Tratado del Latrán”. Firmado por Mussolini y la Santa Sede en 1929, este tratado reconoce el Vaticano como Estado soberano. Al día siguiente de esta reunión, el juez Luigi Tosti fue condenado por el tribunal de Aquila a siete meses de prisión y un año de inhabilitación para ejercer cargo público.
La polémica sobre los crucifijos en los edificios públicos en Italia no es nueva. Aunque el artículo 3 de la Constitución Italiana, aprobada en 1947, establece que “todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sin distinción de sexo, raza, lengua, de religión”, al parecer una directiva aprobada por el ministro fascista Rocco, en 1926, y que nunca ha sido derogada por ninguno de los Gobiernos que se han sucedido hasta ahora, estableció que los crucifijos deben ser visibles en los tribunales italianos y en los colegios. Sin embargo, a partir de 1984, cuando el presidente del Consejo, el socialista Benitto Craxi, revisó los tratados con el Vaticano y se declaró la aconfesionalidad del estado italiano, la ley dejó de aplicarse tan estrictamente en las escuelas . Aun así, las leyes fascistas que se refieren a los tribunales no fueron abolidas.
“Habría una solución”, dijo Totsi el pasado mes de febrero (tal y como lo recogió el diario Avui), “exponer los símbolos de las diferentes religiones. Pero ¿se imagina el aula transformada en un bazar? No, mejor que no haya nada”. De momento, la decisión de enviar al juez a la cárcel está siendo recurrida, y en la red se suceden campañas de solidaridad. Una de las que más se hacen oír es la que ha puesto en marcha la Unión Italiana de Ateos y Agnósticos Racionalistas para “descrucificar” Italia. Aunque también hay quien, a título personal, ha colgado en su blog la correspondencia que ha mantenido con el juez, incluso dando los datos de éste por si queremos expresarle nuestro apoyo.
Todo este asunto nació y se desarrolló durante el gobierno de Silvio Berlusconi. Con la llegada de Romano Prodi a la presidencia y el reparto de carteras entre la izquierda italiana, ¿se podrá abordar ahora la reforma de las leyes que obligan a impartir justicia con un crucifijo encima? Por lo menos por Luigi Tosti, esperemos que sí.
P.D. En Valencia ya están reflexionando y preparando la visita del Papa prevista para los próximos 8 y 9 de julio: www.jonotespere.org.
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