Algo se mueve

ENTRE LINEAS FIN DE SEMANA
Algo se mueve

El jueves saltaba la noticia del fin de la lucha armada por parte del IRA en Irlanda del Norte. Lo contaban todos los periódicos. Y el domingo terminábamos la semana sabiendo que el PSOE, el PSE y el PNV se habían reunido en Madrid. Lo contaba la Cadena SER. Y, por medio, una viñeta de Máximo en El País del viernes pasado en la que se podía leer:

- Lo de ETA no tiene nada que ver con lo del IRA,
- Desde luego, allí están terminando de hablar y aquí no hemos comenzado.

Son noticias esperanzadoras, que dibujan un horizonte con menos dolor... con mucho menos dolor ante la ausencia de asesinatos. Sin embargo, no son "noticias sorpresa". Lo de Irlanda del Norte, que no el Ulster (el Ulster es una región que aglutina condados de Irlanda del Norte y de la República de Irlanda) más o menos se lo esperaban. Sobretodo después de que la locura llegara al extremo cuando el IRA (o gente cercana al IRA) ejecutó a un votante del Sinn Fein, que sería algo parecido a que ETA matara a un votante de Batasuna.

Y lo de aquí, pues más o menos se veía venir. Aquí nadie sabe qué pasa. Unos dicen que nada ha cambiado. Otros dicen que el gobierno español está "salvando" a ETA. Pero todos saben que algo se está moviendo en Euskadi. Y hay que aprovechar para que se mueva bien, no mal.

Deberíamos conocer los detalles del conflicto que se vive en Irlanda del Norte desde que comenzó la actividad armada el IRA en los años 60 (casi a la vez que ETA). Un conflicto que ha generado tanto odio, tantos muertos, grupos paramilitares, grupos terroristas, mafias dedicadas al trafico de drogas derivadas del conflicto, extorsiones, presos de ambos bandos con las condenas reducidas y en la calle... Si ellos han llegado a firmar la paz, nosotros, con un problema, en principio, de menores dimensiones, deberíamos conseguirlo con más facilidad.

Mirándolo todo desde la distancia, en el tiempo y en el espacio, me pregunto: si el problema en Irlanda del Norte y en Euskadi comienzan más o menos a la vez, ¿por qué allí han acabado con él (o están en ello) y aquí no?. La respuesta sería: porque allí han llegado a un punto de dolor insoportable. Ojala aquí entendamos pronto que el dolor que sentimos ahora es ya absolutamente insoportable.

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El telón de fondo es el humo de un cigarrillo que se consume en un cenicero. Un humo matizado por las luces de los focos, con una luz débil, pues no ha comenzado la actuación. Con la trompeta como prolongación de su boca, sopla y aspira para acondicionar su instrumento. Ya está listo. Sus compañeros comienzan a ensayar. Él, fuera del escenario, les acompaña. Es la hora del comienzo. Llegó detrás del escenario el primero. “Hay que ser previsor”, dice. Para entrenarse hace juegos con la lengua mientras sopla al vacío. Tras la presentación, se abre el telón. Salen todos. Él, con su maleta, el tercero. En su interior, una trompeta, un fiscorno y una toalla verde. El ritmo es lento, cadencioso, pero rápidamente cobra rapidez. Y, de repente, ahí llega, como un golpe, como una invocación. Suena el metal de su trompeta que parece una metralleta. Como las de los gángsteres que poblaban su isla natal. Inunda con su sonido la sala, hilvanando las notas de sus compañeros. Acercando el espacio que hay entre el público y los músicos... y la música. Sus mejillas, de piel negra, se hinchan y se deshinchan al ritmo de su bigote. Baja la velocidad. Pone la sordina a su trompeta... o saca el fiscorno. Y nos susurra al oído historias de Charles Mingus, de Thelonius Monk... Tiene nombre de poeta. Se llama Manuel Machado y es de Santa Clara, Cuba.

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“Cervantes presiente a Descartes. Ya en él aparece el racionalismo moderno y quizá por eso ha resistido tan bien el paso de los siglos. Ya conoce la verdad naciente de los nuevos tiempos; ya no se deja embaucar por las fintas de la vieja cultura. Duda, y en la duda ha crecido siempre el mejor arte”

Luciano G. Egido, "Las razones de la sinrazón" (El País, 20/07/2005).