Ratas
ENTRE LINEAS FIN DE SEMANA
Ratas
¿Cómo quedó la cabeza del Comisario Jefe de Scotland Yard después de que sus hombres le dispararan 7 balas en esa misma parte del cuerpo a un electricista brasileño en el metro de Londres? Intacta. La del brasileño destrozada. Sucedía el sábado. Según cuenta Periodista Digital en su información, citando a la BBC, "tras los atentados del jueves en Londres, Jean Charles Menezes [así se llamaba la víctima] le comentó a un amigo que se compraría una moto para evitar seguir usando el autobús o el Metro".
¿Quién va a perder el tiempo en ponerle definición a la palabra justicia en todo este asunto? ¿Qué "líder internacional" (así los llaman) va a dar un puñetazo en la mesa por la muerte de esta persona? Jean Charles Menezes es carne de pancarta, de altavoz de manifestación ninguneada. Menezes es ya para muchos otro amargo recuerdo en la gente que se seca el sudor de la frente después de leer el periódico, que le entran arcadas al ver el telediario. Para otros es otra víctima de la "tercera guerra mundial", tal y como ha bautizado el Presidente del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, el momento en que vivimos.
La orden es disparar a la cabeza. Lo explicaban el domingo. Si disparan a las piernas, al supuesto terrorista suicida le da tiempo a accionar la bomba. Si disparan al pecho pueden hacerla explotar por equivocación. Sólo queda la cabeza. Donde hacer blanco, no para pensar. Como en los videojuegos de guerra, cuando al principio de cada pantalla te explican cómo lo debes hacer para poder eliminar al enemigo y superar el nivel. ¿Cuál es la siguiente pantalla en el videojuego Londres 7-J?
Las siete balas que dispararon los policías británicos entraron por la cabeza de Menezes en Londres y salieron por la boca de los estómagos de sus familiares en el estado de Minas Gerais, en Brasil (foto). Primos, hermanos, padres... piden justicia desde sus casas de Gonzaga. Las mismas a las que el electricista, de 27 años, mandaba dinero regularmente. Demasiado lejos para escucharles, demasiado pobres para levantar la voz.
Un hombre mayor, unos 70 años de canas, se dirige a una señora que no conoce pero que viaja frente a él en el tren. "Lo de mi nieta me da miedo", dice. "Tal y como está el mundo de revolucionado, como está la gente... Me da miedo que sea tan guapa".
Valencia sigue calurosa y húmeda en julio. Me cuentan que por el barrio del Carmen hay un yonki sentado en el suelo al que una rata le recorre el cuerpo. Es su mascota, quizás su mejor amiga. Cómo hemos podido hacerlo tan mal que mi vecino se agarra a una rata para sentirse acompañado.
"(...) Porque el lenguaje es la versión de nuestra vida en palabras. (...) El secreto de Cervantes está en que se toma en serio al joven que fue, a sabiendas de que ya no es; lo mantiene vivo y muy a su pesar lo mata, sin dejar de quererlo".
Luciano G. Egido, "Las razones de la sinrazón" (El País, 20/07/2005).